Estoy segura de que has oído y visto mucha información sobre los beneficios de las luces LED para retrasar las señales de envejecimiento. Es maravilloso que estas nuevas tecnologías puedan aplicarse al mundo de la belleza. “Las luces LED, cada vez más utilizan más como tratamientos de belleza”, puntualizó la reconocida “Alquimista de la belleza” la doctora Maribel Pedrozo, especialista en el cuidado facial.
Aplicada en la cara
Pedrozo nos explicó que la tecnología de la luz visible LED tiene acción directa sobre la piel, con diferentes acciones dependiendo del color que emitan (este color viene determinado por las diferentes longitudes de onda). Es lo que se conoce como terapia fotodinámica.
El tratamiento con luz LED nos ayuda a estimular la producción del colágeno, y dependiendo del tipo de terapia y la longitud de la onda nos ayuda a mitigar el acné y disminuir la inflamación y congestión de la piel.
Ahora bien, cuales son y para que son efectivos los diferentes colores de luces LED. Sobre esto la doctora Pedroz nos explicó que:
–Los LED rojos estimulan los fibroblastos para producción de colágeno y renovación celular, por lo que a su vez son una buena acción como antiarrugas, para mitigar el daño solar, para las estrías… La piel rejuvenece, se ve más radiante y mejora en apariencia, textura, hidratación y firmeza.
–Los LED azul actúan deteniendo el desarrollo de las bacterias responsables del acné. Otro tipo de LED como el ámbar es eficaz para la rosácea, disminuye la rojez y la inflamación.” Con la luz azul recomiendo aplicar tratamientos tópicos, como el ácido retinoico, peróxido de benzoilo o ácido salicílico.
-Los LED verdes se utilizan cuando queremos controlar la hiper pigmentación de la piel. Estos ayudan a eliminar las manchas y el tono más oscuro de la piel igualando el tono en general del cutis. La luz verde actúa frente a los melanocitos, las células formadoras de la melanina en la parte interna de la epidermis. La luz verde inhibe la producción en exceso de melanina.
-Los LED ámbar es una terapia parecida a la roja. Se utiliza para el enrojecimiento, mejorar los problemas de capilares faciales y la inflamación y enrojecimiento por rosácea. Se combina con la red roja para anti envejecimiento en general.
Una vez identificado el color de acuerdo con la necesidad del paciente, debemos tener en cuenta que el mantenimiento es muy importante. “Generalmente, el protocolo de actuación es de seis semanas de tratamiento y, luego, un mantenimiento. Dependiendo del aparato que se utilice y la potencia, el tiempo de exposición es variable. La frecuencia es también variable dependiendo del tratamiento a seguir”, explicó la especialista.
A diferencia de los tratamientos láser y el de luz intensa pulsada (IPL), la luz LED es una luz visible que no calienta la piel ni provoca dolor, aunque es recomendable proteger los ojos si se usa la luz directa en forma de lámpara.
“Es muy importante que las terapias con LED se combinen con un tratamiento tópico con un suero con vitamina C, esto mejorará la renovación celular protegiendo del efecto negativo de los radicales”, añadió.
“La mayoría de los estudios indican que la terapia con luz incrementa la producción de ATP (el ATP es la molécula que aporta energía a la célula), e incrementa la producción de colágeno y provoca la proliferación y migración celular, en particular de los fibroblastos. Además, modula los niveles de citoquinas, el factor de crecimiento, los mediadores inflamatorios y aumenta la oxigenación del tejido. Con ello conseguimos la piel más hidratada y rejuvenecida”, explicó la doctora Pedrozo.